Tarija, fundada por misioneros jesuítas en el siglo XVII, se alza como epicentro de la vitivinicultura boliviana. Desde aquel entonces, viñedos ancestrales florecen en altitudes que oscilan entre 1 600 y 2 000 m, y llegaron incluso a casi 3 000 m en zonas andinas Infobae. Imagínate sorber un vino cultivado en barrancos, donde las uvas duermen bajo un cielo impetuoso.
El Valle de Tarija es una región agrícola enclavada en el rincón de Bolivia que limita con Paraguay y Argentina, también es el nombre de la ciudad que se encuentra dentro de la provincia, no es grande: es de solo unos 36.200 kilómetros cuadrados, lo que la hace un poco más grande que Maryland. Pero su topografía es asombrosamente variada: bosques, desiertos, lagos, montañas, sol, lluvia, nieve. Tiene pumas, alpacas y llamas, además de tres tipos de flamencos. Esta es la región vinícola boliviana, una colección de media docena de las mejores bodegas poco conocidas del mundo, rodeadas de una vasta naturaleza prístina entre las que destaca la prestigiosa bodega boliviana Aranjuez.
Altitud, un valor difícil de alcanzar
“La altura significa menos capa de ozono… incidencia de rayos UVA mayor… engrosamiento de la piel de la uva… contenido de resveratrol” – explica el enólogo Nelson Sfarcich para infobae.com. Los vinos resultan elegantes, suaves en taninos, pero intensos en aromas: frutas maduras, final largo, floral – una fusión de potencia y delicadeza

Variedades que seducen paladares globales
Desde tintos robustos de Cabernet, Malbec, Merlot, Tannat, hasta blancos exóticos como Riesling, Chardonnay, Franc Colombard y el Moscatel de Alejandría usado en el Singani.
Calidad pequeña, impacto grande
Con solo unas 5 000 ha cultivadas y una producción modesta, Bolivia no compite en volumen. Pero en medallas sí destaca: en un solo certamen en España obtuvo 11 de oro y 4 de plata; en 2024 se alzó con 73 medallas internacionales, incluyendo 14 de gran oro. Las variedades más relevantes, definitivamente son las tintas tannat y malbec, que también se producen en Uruguay y Argentina.
Horizontes internacionales
Estos caldos ya llegan a EE.UU., Asia, e incluso se abren paso en Europa: en 2023 se despacharon 7 000 botellas a Bélgica, y se estima que Tarija concentra el 85 % de la uva del país.
Una ruta de altura para el paladar
Estos vinos no solo cuentan historias de altitud y legado jesuítico, sino que también reflejan una revolución moderna: medallas, apertura a nuevos mercados y una viticultura sostenible que honra la tradición. No necesitas ir a Argentina o Chile: en Bolivia hay una odisea sensitiva que espera ser descorchada. ¿Te sumas a este viaje sensorial?


