Por primera vez en décadas, el vino blanco ha superado al tinto en el consumo global. De acuerdo con información publicada por El País y datos de Nielsen, más del 50% de las botellas abiertas en el mundo corresponden ya a vinos blancos.
La tendencia es tan marcada, que incluso bodegas renombradas en la producción de vinos tintos premium de guarda como la emblemática Vega Sicilia en Ribera del Duero ya han apostado por etiquetas de vino blanco de alta gama.
Esta transformación se explica por una clara tendencia de los consumidores hacia vinos más ligeros, frescos y fáciles de beber, que acompañan mejor al estilo de vida actual y a la gastronomía contemporánea, en especial en climas cálidos y mercados urbanos.
Los largos veranos alrededor del mundo han acelerado este cambio de dirección debido a la versatilidad del vino blanco para acompañar cualquier ocasión y maridar con una amplia variedad de alimentos.
España, un espejo del cambio
En el caso español, las ventas de vinos con Denominación de Origen descendieron un 1% en 2024, una cifra que, aunque moderada, confirma que el consumo interno atraviesa un proceso de ajuste. Expertos del sector destacan que el consumidor joven busca vinos menos alcohólicos, con mayor acidez y versatilidad gastronómica.
Variedades como Albariño, Verdejo, Godello o Sauvignon Blanc han ganado terreno en catas, exportaciones y propuestas de enoturismo. Incluso bodegas tradicionalmente centradas en tintos (Rioja, Ribera del Duero) están aumentando su oferta de blancos como respuesta al mercado.
Oportunidad de oro para productores de vino blanco
El 44,5% del consumo de blanco en España procede hoy de las 78 bodegas de la D.O. Rueda, que cultivan 20.700 hectáreas en 74 municipios de Valladolid, Segovia y Ávila.
Este cambio de paradigma se traduce en una oportunidad sin precedentes para regiones especializadas en variedades blancas. El 44,5% del consumo de blanco en España procede hoy de las 78 bodegas de la D.O. Rueda, que cultivan 20.700 hectáreas en 74 municipios de Valladolid, Segovia y Ávila. La denominación de origen creada en 1980, produce vinos de muy buena calidad a partir de la variedad verdejo, siguiendo la tendencia europea con variedades como sauvignon blanc, chardonnay o riesling.
“El mercado más conocedor y exigente está recibiendo con entusiasmo estas elaboraciones de más valor añadido y carácter gastronómico”, declaró Santiago Mora, Santiago Mora, director general del Consejo Regulador en entrevista con el Diario El País.

Impacto en la industria
Este cambio está teniendo repercusiones inmediatas. En España, según datos de la consultora Nielsen correspondientes a 2024, las ventas de vinos con denominación de origen cayeron un 1%. En tintos, el descenso fue del 2,7%, mientras que el consumo de blancos creció un 1,7%.
- Producción: mayor inversión en variedades blancas y en viñedos en regiones frescas.
- Mercado internacional: incremento en la exportación de blancos hacia Asia y EE. UU.
- Turismo del vino: auge de experiencias de cata y maridajes centrados en vinos blancos.
El futuro inmediato apunta a que el vino blanco no solo se consolidará como líder en consumo, sino que marcará las estrategias comerciales de bodegas y distribuidores en los próximos años.



