Châteauneuf du pape. El vino de los Papas

¿A quién no le gustaría poner en su copa un poco del refinado tinto que el sumo pontífice de la iglesia católica bebe todos los días en sus misas? Bajo esta premisa, respaldada de una historia milenaria surgió en 1936 una de las appellation d’origine contrôlée con más historia en el mundo de los vinos: los Châteauneufs du Pape, los vinos del papa.

La historia de los vinos de los papas comienza en el siglo XIV, una época bastante turbia en la historia de los estados papales. Los religiosos de la corte papal fueron constantemente acosados por varios partidos italianos. El asedio fue tan grande, que en 1303 el Papa Benedicto XI tuvo que huir a Perugio, cerca de Asís (Italia), donde finalmente murió. Su sucesor fue el Papa Clemente V, un pontífice de origen francés que considerando las circunstancias de inseguridad aceptó el ofrecimiento del rey galo Felipe “El Hermoso” para trasladar la sede papal a Avignon, un territorio adjunto a Francia.

Clemente V, primer papa de Avignon, fue un amante del vino y su cultura. Por esa razón se hizo construir un castillo en la campiña de Châteauneuf en el sur de Francia, con la intención de pasar ahí los veranos durante las vendimias vitivinícolas, admirando el estupendo paisaje que le ofrecían los viñedos franceses en donde hasta el día de hoy, se cultivan 13 variedades diferentes de uva, principalmente la garnacha.

La residencia era de una belleza tan imponente, que fue frecuentada por: Benedicto XII, Clemente VI, Clemente VII y Benedicto XII. Durante los 70 años que duró el papado de Avignon, (1309 – 1379) el valle del Ródano gozó de un gran desarrollo económico, especialmente en el tema del “vin d’Avignon” como se conocía en ese entonces a los vinos de Châteauneuf.

Los papas tuvieron mucho que ver en la expansión de la producción vinícola, sus exigencias eran muy altas, de manera que los estupendos tintos caracterizados por su gran frutalidad, potencia y cuerpo se volvieron muy codiciados en toda Europa. En 1793 los vinos cobraron una gran relevancia gracias al Marqués de Villefranche, quien los extendió y comercializó por toda Francia gracias a que las clases más pudientes sentían una gran inquietud por probar los vinos que se servían en la mesa papal. Escritores célebres de la época como los franceses Lamartine, Dumas, Daudet y Mistral se encargaron de difundir las bondades de los vinos papales en sus obras.


Para 1800, la campiña francesa de Châteauneuf ya contaba con 668 hectáreas de viñedo con una producción media de 11,000 hectolitros gracias a la fama de los Papas, razón por la que el pueblo decidió cambiar su nomenglatura a Châteauneuf du Pape, en 1893. Sin embargo, no fue sino hasta 1936 cuando sus vinos adquirieron la  pero no fue sino hasta 1829 que sus vinos adquirieron la appellation d’origine contrôlée que verifica, certifica y establece estrictos controles de calidad.

Hoy en día, los Châteauneufs du Pape son vinos sofisticados como casi todos los del Valle del Ródano. Se trata de vinos blends con gran frutalidad y una potencia e intensidad producto de su concentración alcohólica de 14.5 grados, una de las más fuertes de Francia. La normatividad de la Denominación de Origen Châteauneuf du Pape se dictaminó en 1923 permite mezclas de hasta 13 variedades de uva, pero la mayoría de las etiquetas disponibles en el mercado son mezclas de cuatro uvas, en la que se impone la garnacha sobre cepas como mourvèdre, syrah y cinsault.

Sin embargo, existen excepciones, incluyendo dos de las bodegas más importantes de Châteauneuf: la prestigiada Château Rayas, que comercializa vinos tintos 100 por ciento garnacha, y Château de Beaucastel, que utiliza las 13 variedades permitidas.

Una de las bodegas más interesantes es el Chante le Merle Vieilles Vignes de la bodega Domaine Bosquet des Papes casa que elabora un cuvée con plantas de más de 50 años, cuya particularidad radica en que durante la vinificación se dejan los tallos de las parras para agregar herbalidad y elementos complementarios al sabor de la uva. El resultado es un vino intenso, complejo, potente y equilibrado.

Gracias a la fama y exigencias de sus precursores, la calidad de los vinos de los Papas sigue siendo muy apreciada hasta nuestros días, y están clasificados dentro de los grandes vinos del Valle del Ródano.