El escándalo del vino austriaco adulterado con anticongelante en 1985

Uno de los escándalos más sonados en el mundo de la cultura vinícola: el Wineskandal del vino austriaco ocurrido en 1985. Durante la Guerra Fría, las exportaciones de vino blanco austriaco crecieron a una velocidad fuera de toda lógica, a medida que los productores se embolsaban jugosas ganancias gracias a sus vinos de bajo precio, creció la sospecha sobre el origen de los millones de litros que entraban a países como Alemania o Estados unidos,. Un hecho fortuito rebeló que durante años se comercializó un vino blanco adulterado con dietilenglicol, una sustancia química utilizada como anticongelante que puede provocar graves disfunciones renales.

A finales de la década de 1970, en plena guerra fría, la producción vinícola alemana fue insuficiente para satisfacer la demanda en Alemania Occidental de los vinos conocidos como Pradikat, que se destacan por su gran cuerpo y sus notas dulces. Aquí es donde entran los productores de Austria, quienes comenzaron a exportar vinos dulces y semidulces a Alemania Occidental, con características muy similares al de los alemanes, pero a un costo bastante menor.

Al inicio de la década de los ochentas, la tendencia de exportaciones de vino austriaco comenzó a incrementarse de manera muy sospechosa, pues la cantidad de litros que se vendían a Alemania era muy superior a la cantidad de uvas de calidad que los vinicultores podían producir. Por si fuera poco, las condiciones climatológicas de aquellos años no eran las ideales, pero curiosamente, los jugosos contratos para surtir los supermercados seguían cumpliéndose.

En 1982, un bioquímico austriaco llamado Otto Nadrasky asesoró a los bodegueros de las provincias de la Baja Austria y Burgerland para adulterar sus vinos con una sustancia llamada dietlinglicol, un líquido viscoso y de sabor dulce usado en la elaboración de anticongelantes. El aditivo aparentaba darle más cuerpo y dulzor a los vinos de mesa para hacerlos pasar como vinos de calidad, pero que en dosis mayores a 40 gramos por litro podía causar daño renal grave o incluso la muerte.

El dietlinglicol, se usaba en cargamentos de vino a  granel, principalmente paravinos baratos de supermercados. El engaño funcionó por años, hasta que en 1985, el gobierno detectó el caso de un vinicultor austriáco que quería deducir impuestos de insumos en los que  aparecían cantidades industriales de anticongelante. La sospecha se incrementó con denuncias anónimas de Alemania acerca de vinos adulterados.


El escándalo se desató cuando el 12 de julio de 1985 un diario alemán publicó el caso de 11 personas intoxicadas en la celebración de un cumpleaños a causa de vinos austriacos adulterados con anticongelante. A partir de ese día, el gobierno austriaco desató una serie de inspecciones que confirmaron la adulteración del vino en al menos 23 millones de litros de vino austriaco, más de 80 vinicultores terminaron tras las rejas y algunos más, aterrados, tiraron su producto al drenaje, contaminando ríos y arroyos austriacos por varios meses.

A partir de ese año se redactó la Ley de Vinificación austriaca, una de las más estrictas del mundo. Pero el daño ya estaba hecho, la reputación del vino austriaco cayó por los suelos, muchos bodegueros se fueron a la quiebra y países como Estados Unidos, retiró por varios años los vinos austriacos de su mercado doméstico.

durante la postguerra y particularmente a finales de la década de los setenta, durante la guerra fría, la producción vinícola alemana fue insuficiente para satisfacer la demanda de los vinos de calidad conocidos como Pradikat, que se destacan por su gran cuerpo y sus notas dulces.

Aquí es donde entran los productores de Austria, quienes comenzaron a exportar vinos dulces y semidulces a Alemania Occidental, con características muy similares al de los alemanes, pero a un costo bastante menor.

Al inicio de la década de los ochentas, la tendencia de exportaciones de vino austriáco comenzó a incrementarse de manera muy sospechosa, pues la cantidad de litros que se vendían a Alemania era muy superior a la cantidad de uvas de calidad que los vinicultores de Austria podían producir. Por si fuera poco, las condiciones climatológicas de aquellos años no eran las ideales, pero curiosamente, los jugosos contratos para surtir los supermercados seguían cumpliéndose.