Los buenos vinos brasileños conquistan el nuevo mundo

A Brasil se le conoce por el fútbol, el carnaval y la samba, pero hoy en día el gigante sudamericano está dando forma a una viticultura única. Hoy en día, es el quinto mayor productor de vino del hemisferio sur, cuenta con una extensión de viñedos de cerca de 90.000 hectáreas, de las cuales 10.000 son de vitis vinífera, repartidas en 6 regiones vinícolas, con unas 150 bodegas dedicadas a la producción de vinos finos.

Antecedentes históricos

Las primeras vides fueron llevadas por los colonizadores en 1500 desde la isla europea de Madeira hasta lo que hoy en día es Sao Paulo. Con el paso de los años, se extendieron las plantaciones al interior del país, pero el vino se destinaba a consumo familiar y se comercializaba muy poco. En 1789 los colonizadores prohibieron el cultivo de las viñas, temerosos por el desarrollo que esto podía traer a la nación del sur. Fue hasta 1875, cuando inmigrantes italianos se instalaron en Rio Grande do Sul y comenzaron a profesionalizar la vitivinicultura en suelo brasileño. Estos inicios tardíos permitieron que en la actualidad las técnicas de viticultura y las de elaboración sean las más modernas.

Producción

En Serra Gaúcha se elabora el 85% del vino nacional y cuenta con una Denominación de Origen. Su terroir se caracteriza por tener un clima templado subtropical de veranos suaves y secos. Sus suelos son arcillo-calcáreos, ácidos, con buen drenaje y ricos en potasio. Estas características dan origen a un lugar perfecto para la elaboración de vinos, sobre todo aquellos destinados a utilizarse como base para espumosos, tanto con método tradicional como charmat.


El país con dos vendimias al año

Vale do Sao Francisco. Una región única en el mundo, su clima subtropical y sus temperaturas anuales promedio que oscilan entre los 21.4 y 31° C permiten que se realicen 2 cosechas al año gracias a una adecuada utilización del riego. La uva más plantada es la Moscatel.

Planalto Catarinense. Una región que por la altitud (900-1400 msnm) permite el desarrollo y la producción de vinos espumosos o dulces tipo passito e incluso icewine (vino de hielo). La ubicación y la altitud de los viñedos dan lugar a un microclima apto para elaborar este estilo de vino que hicieron famosos Alemania y Canadá (países que se caracterizan por un clima gélido). La elevación facilita maduraciones más lentas y retención de acidez gracias a una mayor amplitud térmica.

El vino brasileño con denominación de origen

Desde 2011, Brasil cuenta con la Denominación de Origen: Vale dos Vinhedos, (Valle de los Viñedos) situada en la región de Serra Gaucha.  Se trata de vinos que comienzan a tener un gran impacto en el tema del enoturismo con la creación de varias rutas del vino por diferentes zonas del país.

Una diferencia de la ley del vino brasileña con el resto de los países vitivinícolas es que, en su categoría vinho de mesa, solo considera las vides americanas. La vitis vinífera se encuentran dentro del estatus vinhos finos. El país cuenta con más del doble de superficie de viñedo que Nueva Zelanda pero sólo el 15% está plantado con vitis vinifera, por lo que la producción de vino de calidad así como su exportación es menor de la esperada para el tamaño de la superficie cultivada en Brasil.

En los últimos años, han aparecido nuevos órganos y entidades oficiales que han contribuido con el desarrollo del vino en Brasil, así como en su reconocimiento nacional e internacional. En 1976 se fundó la ABE (Asociación Brasileña de Enología) con el objetivo de: impulsar la cultura vitivinícola, formar una relación armónica entre enólogos y consumidores, promover técnicas de perfeccionamiento en el área de enología y viticultura, además realiza el evento nacional más importante en el calendario vitivinícola anual: la Evaluación Nacional de Vinos.

Espumosos del nuevo mundo

Las burbujas se han convertido en la gran pasión de los brasileños. Comercializan más de 60 millones de botellas de vinos espumosos elaborados en el país y se consideran entre los mejores del hemisferio sur. Han recibido elogios por medios internacionales, quienes destacan su alta acidez y sus excelentes aromas frutales. Una gran cantidad de bodegas se encargan de elaborar vinos bajo diversos métodos, aunque el más recurrido es el sistema tradicional, a tal grado que en 1973 la firma Moët & Chandon instaló su filial Chandon Brasil con todo el “savoir faire” champenois. También se instalaron firmas como Martini e Rossi, Heublein Almadén y Seagrams.

La uva más plantada es la chardonnay que sirve como base para los vinos que se convertirán en espumosos, en cuanto a las tintas la uva cabernet sauvignon seguida de la merlot y pinot noir. Además, gracias a la migración italiana, existe una importante presencia de uvas como nebbiolo, moscato di canelli, barbera o sangiovese. Una de las mayores sorpresas que ofrece Brasil es la existencia de vinos elaborados con variedades poco comunes, como marselan (cruce de reciente creación entre cabernet sauvignon y garnacha) y teroldego, que producen vinos en serra gaúcha o los de serra do sudeste y campanha con las portuguesas touriga nacional y tinta roriz (tempranillo) además de la francesa tannat, entre otras.

Los vinos de Brasil se han posicionado en el mercado mundial. Con escasa tradición vitivinícola, el coloso suramericano se ha unido a los países que producen vinos excelentes en el Nuevo Mundo.