Bodegas Marisol Rubio, una pequeña gran bodega con una historia excepcional

La mayoría de las personas que nos dedicamos a escribir sobre temas relacionados al mundo del vino hemos fantasiado con la idea de colgar la pluma y hacernos dueños de un pequeño viñedo. Aunque este anhelo generalmente no pasa de una ilusión pasajera al visitar una bodega o un vergel, encontrarse con personas que han hecho realidad este sueño y triunfan en el mundo del vino resulta muy reconfortante.

Piedad Garrido Rubio es una periodista española radicada en Madrid que tras varios años colaborando en medios de comunicación, decidió apostar por un sueño muy singular: emprender junto a su familia una pequeña bodega de vinos de autor que honrara la memoria de su madre.

Conocí a Piedad a través de uno de los muchos correos que llegan a diario a la bandeja de correo de Buenos Vinos. Su misiva era muy diferente a todas las anteriores, pues no venía de una agencia de marketing o relaciones, sino de la directora de las Bodegas Marisol Rubio. Piedad está interesada en dar a conocer en México los vinos y aceites de oliva con los que ha conseguido importantes premios en concursos internacionales y que incluso han merecido altas calificaciones en guías tan destacas como la de Robert Parker y del periodista gastronómico Juan Manuel Fernández Cuesta .

Si algo caracteriza a una bodega familiar es que siempre tiene una gran historia detrás de ella. La de Bodegas Marisol Rubio comenzó como una semilla de amor que el marido y los hijos de Marisol sembraron en los vergeles de Toledo hace apenas unos años. Gracias al cuidado, trabajo y buen hacer de la familia, los frutos han comenzado a llegar muy pronto. Para conocer la historia de este maravilloso proyecto, contacté a Piedad por redes sociales para que fuera ella quien nos contara su historia como amerita: A título personal.

La periodista que se convirtió en productora vinícola


Soy periodista de profesión, llevo trabajando 20 años en el mundo del periodismo, trabajé en la sección de Estilo de vida para medios como la revista Vogue, luego trabajé en una multinacional francesa en la parte de comunicación corporativa, rsc y patrocinios. Es verdad que nunca me había involucrado en el mundo del vino hasta ahora porque me encanta el periodismo, que fue la carrera que yo estudié y lo que me apasiona, pero mi familia tiene una gran vocación vinícola, mi padre es parte de la quinta generación de agricultores por lo cual he mamado desde pequeñita los valores de la agricultura, de la viticultura, de la vid y del olivo.

Un viñedo sembrado con la semilla del amor

La idea principal de este proyecto fue homenajear a mi madre, Marisol Rubio, la persona más importante en mi vida, en la de mi hermano y en la de mi padre. Es un proyecto que ha nacido del cariño y con el que intentamos reflejar, la elegancia y personalidad que ella tenía.

Mi padre es un agricultor muy innovador, que desde hace varios años se enamoró de la variedad de uva Pedro Ximénez y quizo traerla a las tierra de Castilla La Mancha. La verdad es que al principio todos le decían que era una locura, porque jamás se había cultivado nunca en esta zona, pero sorprendentemente, el cultivo fue muy bueno.

Por desgracia, en aquel momento mi madre murió de repente siendo muy joven. Con apenas 61 años, le detectaron un tumor y en menos de dos meses falleció. Cuando te despides de una persona tan sana, alegre y que nunca había padecido ninguna enfermedad te quedas roto de dolor. Así que en ese momento, decidimos hacer una bodega en su honor y bautizarla con su nombre.

Cipma 1 y 2. Vinos de calidad, mimados y cuidados

Todo esto lo montamos mi hermano y yo con la ayuda de mi padre, que es agricultor de toda la vida. La verdad es que mi hermano y yo teníamos nuestra vida laboral hecha fuera del mundo vino, yo soy periodista y mi hermano es ingeniero, pero finalmente estábamos involucrados en el día a día del campo por la vida de mi padre y de mi familia que lleva varias generaciones dentro del mundo del vino, de manera que quisimos homenajear la vida de mi madre con un proyecto único. Nos pusimos el reto que si algo iba a llevar el nombre de Marisol Rubio, tenía que ser especial.

Hacemos dos vinos secos de edición muy limitada con la Pedro Ximénez: Cipma uno, con cinco meses de barrica de la que sacamos 3240 botellas y Cipma dos con 2220 unidades fermentado en barricas nuevas de madera americana. El nombre de Cipma viene de los nombres de mis padres, mi padre se llama Cipriano y mi madre Marisol, por eso el nombre de los vinos es la unión de sus dos nombres: Cipriano y Marisol. El diseño de la botella tiene un diseño muy mimado y cuidado al detalle, la nuestra es una botella de borgoña que en su parte frontal lleva las iniciales de mi madre que cojimos de su DNI y la serigrafiamos tal cual, además va numerada en el corcho y lleva una cápsula especial.

La fórmula de la singularidad

Este proyecto tiene tres características que lo hacen diferente, por un lado que estamos haciendo un monovarietal que es cien por cien de uva Pedro Ximénez, en segundo lugar que esta hecho con una uva típica del sur de España que nosotros hemos logrado cultivar con muy buenos resultado en un pueblecito de Toledo y en tercer lugar que nuestro vino es un blanco seco, a diferencia de los vinos secos dulces que se suelen elaborar con la Pedro Ximénez. Todas estas características hacen que sea un vino muy disruptivo y muy innovador, los críticos, cuando lo catan, se sorprenden y lo catalogan como un vino muy elegante, que no deja indiferente a nadie. Hemos obtenido calificaciones como Robert Parker de 90 puntos y en medios muy importantes de España como el diario ABC nos han calificado con 92 puntos.

Castilla La Mancha, tierra del Quijote y de grandes vinos

Toledo y toda la zona de la Mancha son muy conocidas por El Quijote de Cervantes, toda la historia de El Quijote transcurre aquí en Castilla La Mancha. De hecho el municipio de El Toboso, de donde es originario el personaje de Dulcinea lo tenemos como a 15 kilómetros de donde originamos este vino.

Es una zona vinícola muy popular que si bien no tiene la fama de ser un lugar donde se producen vinos de alta calidad, cada vez están surgiendo más proyectos pequeñitos donde se cuida mucho, como es nuestro caso. Nosotros obtenemos alrededor de 3 kilos por cepa en una vendimia muy manual y muy cuidada, es decir es un proyecto muy mimado y con mucha calidad.

Aceite de oliva único y de alta calidad

Como somos muy retadores mi hermano y yo, para la elaboración de nuestro aceite extra virgen quisimos hacer también un producto único con una mezcla de tres variedades: Cornicabra, arberquina y picual. El resultado es un aceite extra virgen maravilloso presentado en una botella serigrafiada muy elegante y muy bonita.

Por amor a Marisol y a la Pedro Ximénez

Mi padre vive por y para las viñas, él se enamoró de la variedad Pedro Ximénez porque supo que era una gran oportunidad para nuestra finca, pero también sabía que exige muchos cuidados. Así que a base de mucho trabajo, de mucho esfuerzo y de tener unas manos en agricultura maravillosas es que hemos conseguido este producto único que ha enamorado a expertos de la talla de Robert Parker, Jackie Robertson, Juan Manuel Fernandez Cuesta y a restaurantes de alta gastronomía aquí en España que nos tienen en su carta. Lo más increíble es que todo esto ha ocurrido en tan solo dos años.

Una pequeña gran bodega con grandes metas

No queremos ser una gran bodega. Queremos seguir manteniendo nuestro sello de calidad de diferenciación de ediciones limitadas y exclusivas, tampoco tenemos viñas para hacer grandes cantidades, ni queremos. Buscamos seguir haciendo un producto muy mimado, pero sí que hay un plan de crecimiento, el año que viene vamos a incrementar un poquito más la añada y estamos exportando ya a Portugal, Alemania y Holanda, también en restaurantes de alta gastronomía.

En camino a México

Es curioso, porque en nuestras redes sociales tanto en facebook como en instagram nos siguen muchísimos mexicanos, algunos de ellos completamente enamorados de nuestros vinos y aceites de oliva que hacen hasta lo imposible por llevar a su país nuestros productos. De manera que si hay un distribuidor interesado, todo es hablarlo porque sí que queremos irnos expandiendo para llevar nuestro producto a países como México. Actualmente estamos vendiendo nuestros vinos a través de nuestra página web y tiendas muy exclusivas.

Con tan solo dos años de historia y un gran número de reconocimientos conseguidos, Bodegas Marisol Rubio apunta a conquistar grandes metas que mantengan en alto a una empresa familiar surgida del amor y el recuerdo de una persona excepcional. Una muestra más de que la visión, el cuidado y el trabajo duro siempre suelen dar buenos frutos.