A través de un comunicado oficial, Casa Madero, la bodega vitivinícola más antigua de México ubicada en Parras de la Fuente, Coahuila, anunció el cierre de sus instalaciones a causa de una invasión violenta de al menos 50 individuos armados con palas y machetes. Los hechos ocurrieron el pasado miércoles 25, tras un largo conflicto en torno a la distribución del agua para fines agrícolas en la zona de Parras.
Ambas partes tienen sus propios argumentos en la discusión acerca de la comercialización del recurso hídrico en la zona, sin embargo, los hechos del pasado miércoles, dejan a la vista de la opinión pública la ausencia de autoridad del gobernador Miguel Ángel Riquelme y del alcalde de Parras, Fernando Orozco Lara, en la mediación del conflicto y en la seguridad de los propios trabajadores de la bodega y de los turistas que se encontraban en la bodega al momento de la ocupación de los viñedos y el suministro de agua, el cual desviaron en su totalidad hacia ranchos vecinos.
De hecho, el comunicado de Casa Madero señala que ante las múltiples amenazas de este grupo identificado como jornaleros coahuilenses, se dio aviso a las autoridades, quienes garantizaron la seguridad de la bodega y de sus trabajadores. Al momento de la invasión, ninguna autoridad acudió a atender el problema.
En contraparte, los ejidatarios inconformes han señalado que la sequía está matando sus parcelas y acusan a la vinícola más antigua de América de acaparar el agua en función de incrementar su producción de vinos. Señalan que desde hace varios meses, Casa Madero, a través de su empresa de seguridad privada, han manipulando las compuertas y ductos de agua potable a través del suministro denominado La Parrita que alimenta su propiedad y que han desviado hacia sus viñedos.
En los hechos, el lugar donde se encuentran las compuertas pertenece a la alcaldía y la Comisión Nacional del Agua. Ésta última, ha detallado que en el acuífero que suministra a las dos partes, denominado General Cepeza – Saucedo, existe un déficit de más de 69 millones de metros cúbicos anuales de agua no renovable, que se están extrayendo del acuífero.
Por su parte, el gobierno del Estado se limitó a señalar a través de un comunicado que se encuentra en pláticas con los campesinos para revisar sus inquietudes en materia de derechos de agua.
En entrevista concedida al medio Radio Fórmula, Brandon Milmo, director general de Casa Madero, señaló que: ”Hay grupos que no quieren aceptar que si hay menos agua, hay menos agua para todos y quieren tomar a la fuerza agua que ya no existe” (…) ”Casa Madero ha cedido más de la mitad de sus derechos de agua para acomodar a diferentes productores pero aún así, el resultado es que nos dejaron con cero agua”.
La vitivinícola estima que el daño principal de la toma del suministro de agua afectará las 400 hectáreas de viñedos; pues la falta de riego pone en riesgo la producción anual de uva y el futuro de esta empresa, en caso de que mueran las parras.
Tras la irrupción, Casa Madero presentó una denuncia por despojo de agua, amenazas e invasión y daños a propiedad privada. Sin embargo, en el momento del ingreso ilegal de al menos 50 personas con palas y machetes, la petición de ayuda fue ignorada por las autoridades municipales y estatales.
El conflicto de Casa Madero pone un peligroso precedente al conflicto que se vive en las regiones agrícolas del norte del país. Muchas de ellas, como en el vecino estado de Baja California Norte, con gran producción vinícola y en donde se ha denunciado repetidamente el acaparamiento de agua no solo para la producción de vino, sino para el desarrollo de complejos enoturísticos destinados a un público de nivel adquisitivo alto y en donde es común encontrar campos de golf y hoteles boutique de cinco estrellas.