Omar Khayyam, el poeta del vino

Poetas que dedicaron sus líneas al vino hay muchos, pero de todos ellos, ninguno como Omar Khayyam, el poeta clásico persa.

Omar Khayyam curiosamente, fue valorado durante siglos por sus virtudes como matemático y astrónomo pero se desconocía su poesía. No fue sino hasta el siglo XIX, cuando el inglés Edward Fitzgerald se fijó en ella y la tradujo. De esta manera el autor comenzó a hacerse conocido.

A diferencia de muchos de los personajes que han exhaltado la relación entre alcohol y literatura, tan frecuentemente asociado a la alegría y al deseo de extender los momentos de gozo, Khayyam se acercaba al vino como un fiel compañero, como una necesidad benevolente que le permitiría disfrutar más de la vida; o al menos eso es lo que podemos deducir de sus poemas:

“Puesto que ignoras lo que te reserva el mañana, esfuérzate por ser feliz hoy.
Toma un cántaro de vino, siéntate a la luz de la luna
y bebe pensando en que mañana
quizá la luna te busque inútilmente.”


No se sabe si el poeta era tan aficionado al vino como dan a entender sus versos, (el islam no prohibe el consumo de alcohol, siempre que se beba con moderación) lo que sí sabemos es que supo capturar en sus versos el espíritu bohemio de esta bebida. Además, tuvo la destreza y el talento de trasladarlo en poemas que cautivan:

“Tanto vino habré bebido que su olor
manará de mi tumba cuando yazca bajo tierra.
Y cuando un barrilero pase cerca de mi sepulcro
percibirá el aroma y al instante se sentirá ebrio”

Por cierto que este tipo de estructura, “rubaiyat” o “cuarteto”, que hoy en día se conoce en la poesía clásica árabe, no era conocido en aquel momento, por lo que se podría decir que Khayyam fue el primero en utilizarla.

Es así como el tema del vino constituye uno de los asuntos más recurrentes en la obra de este poeta persa que, tantos siglos después, sigue invitándonos a seguir tomando vino.

¡Bebe vino! Lograrás la vida eterna.
El vino es el único capaz de restituirte la juventud.
¡Divina estación de las rosas, del vino y de los buenos amigos!
¡Goza del instante fugitivo de tu vida!