El vino de Isabelle Simi

A Isabelle Simi los viñedos la salvaron de la desgracia familiar. Primero por necesidad y luego por verdadera pasión, Isabelle se convirtió en la primera enóloga de California a los 18 años. A esa edad se hizo cargo de la Simi Winery, la bodega familiar que dirigió de 1904 a 1970 en el valle de Alexander, en el condado de Sonoma, California, una de las bodegas seminales de la prodigiosa región vinícola norteamericana.

Aunque su trayectoria en el mundo del vino hoy es motivo de orgullo para los vitivinicultores californianos, Isabelle tuvo que sobreponerse a un contexto laboral masculino que vio con recelo cómo una mujer dotada de una gran iniciativa y pasión por el vino comenzó a despuntar en un negocio en el que las mujeres nunca antes habían destacado.

Su historia en el mundo vino estuvo marcado por las alegrías y sinsabores que caracterizan la vida de los inmigrantes. Nacida en el seno de una familia de inmigrantes italianos que llegaron a Estados Unidos en la década de 1860, atraídos por la fiebre del oro en California, los hermanos Pietro y Giuseppe Simi desembarcaron en América buscando fortunas y riquezas.

Los Simi eran originarios de Montepulciano, un poblado del valle de la Toscana italiana, famoso por su producción de buenos vinos, lo que les brindó las herramientas necesarias para fundar su propia vinícola en Estados Unidos importando sus costumbres y la tradición vinícola que habían aprendido en su país.

Como señala Charles L. Sullivan en su libro “Companion to California wine”:


“Los Simi se iniciaron en el negocio de la compraventa de uvas del valle de Sonoma, específicamente en el área costera de San Francisco, pero no fue sino hasta 1876 que comenzaron a producir vino para pequeños restaurantes y hoteles en la bahía de San Francisco bajo la etiqueta Simi Winery. En 1881, los hermanos compraron un pequeño viñedo cerca de Healdsburg, en el valle se Sonoma y tres años más tarde plantaron sus primeras cepas de Cabernet Sauvignon, Chardonnay, Sauvignon blanc, Zinfandel y Carignan”.

En 1890, los hermanos Simi construyeron una instalación vinícola que comenzó sus operaciones bajo el nombre de Montepulciano Winery, en honor a su pueblo natal. La construcción, levantada a mano con piedra sólida y prodigiosamente ubicada al lado de la via de ferrocarril presagiaba tiempos de bonanza para los Simi.

Pero en 1904, una devastadora epidemia de gripe acabó de manera fulminante con la vida de ambos hermanos. Pietro y Giuseppe murieron con semanas de diferencia, dejando a Isabelle, la hija mayor de Giuseppe, al frente de la vinícola con apenas 18 años de edad.

Isabelle había asistido a su padre de manera regular en el viñedo. Su tenacidad, fuerza y liderazgo la hicieron la candidata más apta para convertirse en la nueva enóloga de los vinos Simi. Bajo la dirección de la joven enóloga, la bodega se profesionalizó y consolidó su producción, destacando entre las más de 200 vinícolas del valle de Sonoma. Además, Isabelle ordenó expander la propiedad y reforzar la bodega con vigas de acero, que le ayudaron a resistir el gran sismo de 1906 en la bahía de San Francisco.

En 1920, la Simi Winery sufrió un golpe devastador cuando la gran prohibición de alcohol en Estados Unidos amenazó con la clausura de la totalidad de los negocios dedicados a la producción vinícola.

La visión  de Isabelle la llevó a negociar con las autoridades una licencia especial que le permitiera conservar las instalaciones de la bodega Montepulciano bajo la condición de elaborar vino unicamente para ceremonias religiosas. A cambio, tuvo que vender la totalidad de sus viñedos. Esa dolorosa decisión logró mantener al negocio en marcha.

Poco después del fin de la prohibición, la vinícola comenzó a vender su vasto inventario. Simi Winery tenía en sus bodegas 500,000 cajas de excelente vino disponible para la venta, por lo que comenzó a ofrecer degustaciones valiéndose de una innovadora estrategia de negocios, pues su sala de catas se instaló  dentro de una gigantesca barrica con capacidad  de 25,000 galones que colocó frente a su bodega.

La calidad de sus vinos comenzaron a cobrar fama entre grandes personalidades de la época. Entre los clientes distinguidos de la bodega Simi destaca el “maestro del suspenso” Alfred Hitchcock, quien solía visitar la propiedad durante sus frecuentes rodajes en la bahía de San Francisco. Como muchos otros ingleses, el director de cine era un gran aficionado al Porto, y el de la Simi Winery era uno de sus favoritos.

Uno de los aspectos más curiosos de la etapa de Isabelle al frente de la bodega fueron sus rosales. Se dice que solía plantarlos en los costados de los viñedos para prevenir enfermedades de las plantas, pero que además, contaba con un jardín con variedades raras y que plantaba un nuevo rosal en el viñedo en honor al presidente norteamericano en turno.

En 1970, a los 85 de edad, Isabelle decidió retirarse del mundo vinícola. Russell Green, un productor de uva del valle compró la propiedad y se convirtió en el primero de los varios dueños de la vinícola tras la marcha de la matriarca.

Isabelle Simi murió el 16 de octubre de 1981 a la edad de 95 años. Su tenacidad y pasión por el vino, incluso durante la década de la prohibición y la depresión de los años 30, fueron su gran contribución a la historia de la mujer dentro de la vitivinicultura. Hoy en día, cada botella del vino de Isabelle Simi conserva el espíritu combativo y emprendedor de la primer enóloga californiana.

La senda que Isabelle abrió para las mujeres en la industria vinícola, un mundo frecuentemente asociado a los hombres, creo una dinastia de grandes figuras femeninas dentro de la bodega. Mary Ann Graf, la primer mujer en graduarse del departamento de viticultura y enología en Universidad de California en Davis, fue nombrada jefe del equipo de enología de Simi en 1973.

Seis años después, Zelma Long se unió a Simi como enóloga. Ella mejoró la bodega con una planta de fermentación de última generación, y rápidamente se convirtió en uno de las enólogas más conocidas de Estados Unidos durante su carrera de 20 años en la renombrada Simi Winery.

Tras el retiro de Zelma en 2006, el linaje de enólogas continuó sin interrupciones. Hoy en día, la enóloga senior Susan Lueker y su enóloga asistente Megan Schofield conservan el liderazgo femenino de los vinos Simi.