Un atributo esencial de la maravillosa cultura del vino es su componente social. Quienes de verdad aprecian las propiedades de esta milenaria bebida saben que un buen vino adquiere su verdadera dimensión cuando se acompaña con un delicioso platillo y una buena compañía.
Conocedores de este principio, la buena gente del Consejo Regulador de la Denominación de Origen de Vinos de Rueda nos invitó a conocer una interesante variedad de sus etiquetas en un lugar bastante acertado: Muset, cocina de campo, un restaurant espléndido de la Ciudad de México que invita a socializar y compartir las experiencias.
No es casual que en muchas naciones se considere al vino un alimento más en la dieta diaria. La versatilidad y frescura de los vinos blancos de Rueda, los hacen perfectos para acompañar una comida, una cena o un picnic, porque no solo van bien con carne, quesos y pastas, sino que también armonizan de maravilla con entradas frescas, ensaladas de temporada, pescados y hasta postres.
Las variedades de uva con las que se elaboran los vinos de la región son: Verdejo, Sauvignon Blanc, Viognier y Chadonnay, variedades blancas con gran frescura aromática, estupenda acidez y una grata sensación en boca. Prueba de ello fue el peculiar maridaje que el chef Maycoll Calderón propuso para nuestra cena. Comenzamos con una entrada fresca y picante con sandía, jicama, chile seco y queso feta, armonizada con la fragancia y frutalidad del sauvignon blanc 2009 de la bodega Cuatro Rayas. Avanzamos pcon una ensalada de verano con tomates, queso de cabra y albahaca, un plato fresco y ligero que le vino muy bien al Tresolmos verdejo classic 2020 que pusieron sobre nuestra mesa.
Muset cocina de campo no es un lugar para introvertidos. Hablamos de un agradable espacio abierto, con mesas comunales que recuerdan las mesas a cielo abierto de la toscana. Una amigable disposición de espacio que invita a los comensales a mirarse, socializar y compartir las impresiones de la comida y los estupendos vinos que degustamos.
Para el momento en el que llegó el soberbio Robalo a la leña con puré de camotes, acompañado de un estupendo y redondo verdejo sobre lías 2021 de la bodega La Caprichosa, la mayoría de los asistentes ya teníamos formada una opinión sobre nuestros favoritos de la noche. Un punto a favor de la Denominación de Origen Rueda es que, salvo algunas coincidencias, la mayoría de los comensales optamos por un vino distinto como nuestro favorito, lo que habla de la diversidad y el gran nivel de calidad de los vinos presentados.
Pero faltaba el postre y como estupendo colofón a una agradable velada, concluimos con un brioche tostado con emulsión de queso de cabra y miel, maridado con un Meraldis vinificación integral 2018, que superó de buena forma el reto de armonizar con la intensidad de un postre dulce, sin perder permanencia en boca.
La excelente variedad de las etiquetas vinificadas en las provincias españolas de Valladolid, Segovia y ávila pudimos hacer un recorrido muy interesante entre gamas aromáticas, permanencias en boca y armonizaciones, oportunamente descritas por el sommelier Leomar Muñoz.
Entre los españoles, los vinos de Rueda se caracterizan por su frescura y su facilidad para beberse sin demasiado protocolo, lo que los hace los favoritos para el verano y las reuniones sin protocolo. Esta cualidad de insertarse en todo tipo de actividad social, los hace perfectos para maridar con la gastronomía y cultura mexicanas. Y es que el vino, es un estupendo vínculo para volver a reunirnos y disfrutar lo mejor de la vida y un buen vino.