La Gin Craze o La Locura del Ginebra es considerada una de las primeras crisis documentadas de adicción a estupefacientes en la historia.
Durante la época isabelina, los británicos gozaron de una alianza con la casa real de Francia que permitió que los mejores vinos del Médoc se consumieran a bajo costo en el Reino Unido. También se consumía mucha cerveza casera para sustituir las fuentes de agua limpia, que en las grandes ciudades como Londres, escaseaba especialmente.
Con la llegada al trono de Guillermo de Orange en 1689, tras la guerra entre protestantes y católicos, el nuevo monarca de origen holandés estableció altos aranceles de importación a Francia, quienes habían cobijado al derrocado rey Jacobo II. Esto elevó el costo del vino, del brandy y el cognac francés con el fin de promover la producción y consumo local de ginebra. La Ginebra, es originaria de Holanda, se conocía desde el siglo XII y era muy popular porque se le atribuían propiedades supuestamente medicinales. La ginebra es un destilado, resultado de la maceración de nebrina y otros botánicos en alcohol de cereal de 90 grados que se destila en alambiques de cobre. Hoy en día la London Gin de entre 40 y 47 grados de alcohol que hoy en día está muy de moda en una gran cantidad de cocteles.
En aquellos días, la ginebra resultante no se mezclaba con agua tónica como hoy en día, sino que se tomaba sola y en graduaciones alcohólicas superiores a los 80 grados, se estima que una persona promedio se bebía hasta medio litro de ginebra casera al día.
Debido a lo relativamente sencillo en su manufactura, y a que no se necesitaban licencias para elaborarla todo mundo destilaba y vendía gin de forma irregular en más de 7,000 casas particulares. El gin era tan barato que el dicho popular decía: “drunk for a penny, dead drunk for two pence” (borracho por un centavo, borracho muerto por dos peniques). Entre 1689 y 1728 se llegaron a registrar 10 millones y medios de galones producidos en toda Inglaterra, lo que provocó una severa crisis de alcoholismo en ciudades como Londres.
El pintor inglés William Hogarth, en su obra “Gin Lane” firmada en 1768, ilustra de manera cruda una escena de la epidemia de embriaguéz de la ciudad de Londres.
La epidemia de alcoholismo registrado en el Reino Unido pasó a la historia con el nombre de la locura de la ginebra (“Gin craze”), una época de decadencia moral que cobró la vida de miles de ciudadanos por lesiones relacionadas al consumo excesivo de alcohol, también se registró una alta tasa de abortos debido al consumo de alcohol por mujeres embarazadas y se registraron casos tan alarmantes, como el de Judith Tafour, que en 1734 estranguló a su propio hijo de dos años para vender su ropa y comprar gin.
El grave problema sanitario obligó a las autoridades a fijar nuevos impuestos, licencias y normas para regularizar su producción y consumo entre 1736 y 1751. Tras su regulación, la “locura del Gin” provocó una alta tasa delictiva y una gran cantidad de muertes relacionadas al alcoholismo que sólo descendió cuando el té comenzó a popularizarse gracias al éxito de la Compañía Marítima de las Indias Orientales.