Champagne, el vino de las estrellas de Dom Pérignon

En el universo del vino, los vinos espumosos son un sistema planetario aparte. Y dentro de este sistema, el vino espumoso de la región francesa de Champagne, es la estrella más brillante, como diría Dom Pierre Pérignon, el monje ciego que inventó el champagne.

Los expertos tienen diversas opiniones del monje, unos opinan que no era ciego, aunque para otros podría serlo ya que la vista es una mala compañera para un catador, todos los defectos y virtudes del vino se detectan con la nariz y la boca, esos sentidos no engañan en cambio, la vista si puede mentir.

Dom Pierre Pérignon
Dom Pierre Pérignon

Todo es un misterio en la vida de Pierre Pérignon. Se sabe que a los 19 años ingresó en un monasterio benedictino, donde estuvo una década antes de ser trasladado a la abadía de Hautvilliers, en la región de Champagne.

Cuenta la historia que Pérignon se encargaba de mantener la bodega de la abadía y también los extensos viñedos de la comarca, organizaba la vendimia, prensaba la uva, almacenaba los fermentos y aseguraba a la comunidad un vino de calidad.

Un día Dom Pérignon salió de la bodega y convocó a los hermanos de la abadía: “Acabo de beber el vino de las estrellas” en alusión a las misteriosas burbujas que habían brotado de uno de sus vinos. Sin saber cómo, el monje benedictino había descubierto uno de los grandes placeres de la humanidad.


La historia no aclara cómo el vino tranquilo que guardaba el monje en la bodega se volvió de pronto en el burbujeante champagne, pero hay una versión que se recoge en los libros de la orden de San Benito:

“Pierre Pérignon tenía de lazarillo un pequeño diablo que disfrutaba en la bodega, su mayor afición era agregar una pizca de azúcar al vino antes de echarse un trago, una afición a la que Dom Pérignon se hacía de la vista gorda.

Un día el lazarillo acudió a la llamada del monje y olvidó el vino en el que había depositado la azúcar. Cuando el monje probó unos días después el vino olvidado, creyó haber bebido las estrellas del cielo, las burbujas que no podía ver convirtieron su boca en una fiesta, un placer celestial.”

Champagne Dom Pérignon de la casa Moet et Chandon

Sin embargo hay quienes dudan de este origen casi divino del champagne. Algunos historiadores aseguran que los romanos bebían vino con burbujas y que incluso Virgilio lo menciona en “La Eneida” y que Pierre Pérignon fue solo un francés que lo puso de moda. Lo cierto es que el placer de las burbujas en la boca, solo puede ser invento de un ciego

Además de descubrir las burbujas y dar nombre al champagne más famoso del mundo, Dom Pierre Pérignon es el responsable de que hoy en día casi todos los vinos se sellen con corcho, incluso la corona de alambres sobre el corcho que vemos en los champagnes y cavas también es invención de Pierre Pérignon.

Como si esto no fuera suficiente, el monje benedictino seleccionó las cepas que darían forma al producto de su cuvée (bodega) y lo hizo tan bien que en el año 1794, la casa Moët et Chandon compró los viñedos de la abadía para quedarse con ese trocito de la Historia del vino.

Mitad leyenda, mitad personaje real Dom Pérignon está asociado al Champagne.